10 mar 2011

Una carta poema para mí

Para Michael:

He vuelto...
He renacido como el ave fénix,
envuelto con agua y fuego y llamas fantásticas.
He vuelto...
con mi traje sencillo y la sonrisa de niño
He vuelto...
Los pesos tirados, las rocas guardadas,
los sinfines posibles, el entusiasmo completo,
El universo en mis manos, y yo en el universo.
He vuelto, ¡y no he vuelto solo!
El tiempo ha sido mi aliado;
la luna, mi más fiel compañera.
Me sentí solo y no hubo mejor remedio que vivir.
El darme cuenta que era yo y no los demás,
que el mundo no sería lo mismo sin mí.
No soy nadie si nada quiero ser,
Pero tuve el pensamiento preciso
para salir del hogar oscuro donde, pensaba,
me sentía a gusto.
He vuelto...mis ojos brillan y si ha de salirme lágrimas,
que salgan, estoy dispuesto a llorar.
Quiero decirles a todos que estoy viviendo,
y nada es mejor que respirar aire de amor.
De vuelta aquí, mi rostro percibe la brisa;
qué curioso, siempre anduvo aquí y la ignoraba.
Dios, sólo Él me comprendió en mi recia,
pero extraña melancolía.
Me hablaba, mas le decía que no deseaba más soledad
que la soledad misma, sin estragos, sin mi sombra, sin mi alma,
sin noches, sin días, un mundo sólo para mí.
Desistí finalmente, tras duras penas, y opacas ironías;
sin embargo, todo eso ya pasó.
He vuelto, todo un guerrero, después de batallar con
la infelicidad, con las vanidades, la melancolía y sus amigas.
He vuelto para no regresar de donde salí.
He vuelto para amar, alegrar y sonreír.
He vuelto.

                                                                   De Michael

CON GUSTO PUEDO MORIR

Se dice que hay tantas mujeres en la vida...yo no sé.
¿por qué justo me fijé en ella y me enamoré?
¿Porque el basto tiempo se vuelve corto por amor?
¿Porque el último indicio de mi vida hasta aquí llegó?
Llorar y llorar, no sólo eso aprendí contigo.
Aprendí a sonreír y sufrir enamorado y perdido,
desahogándome en la dulce y oscura noche,
esperando que llegues aun sabiendo que no vendrás,
con la esperanza tan alta, que ya no es mi propiedad.
Seguiré arrastrado por mis penas hasta el colmo de reír.
Continuaré avasallando mis heridas con mi triste latir,
y si habría que vivir un poco más que la espada me atraviese de una vez.
Es tal el delito de mi amor, dado que merezco morir.
No reprocho su desnudo atrevimiento de dejarme así.
Sólo que me aqueja haberla amado tanto y ella no a mí.
El amor me apresó entre rejas rompibles y no quise huir.
Ahora, que soy libre, estoy preso de llanto y dolor.
Encerrado o sin rejas, ya no sé lo que es vivir.
Tu adiós me dejo anonadado, con gusto
ya puedo morir.

EL SUEÑO (La flor)

 
Cuando te vi por primera vez sabía que eras para mí.
Cuando te miré por segunda vez, ya no lo dudé;
Me di cuenta que tus ojos nacieron para un fin.
Niña de los ojos bellos, de ti me enamoré.

Recuerdo aún, cuando te conocí en mis sueños.
¡Ay! ¡qué hermoso! el beso que nos dimos.
Sé que en realidad, ni siquiera soy tu amigo,
pero quien sabe si el destino me ayude a ser tu dueño.

Además, aquel sueño parecía realidad.
Desperté y a mi lado se encontraba una flor;
mientras soñaba, te lo entregué con amor.
Ya despierto, busco a mi flor de verdad.

¡Oh! Tan sólo espero encontrarte muy pronto.
Me siento extraño, no sé que me está pasando.
Siento algo de miedo, pero del amor no me escondo.
Quiero mirarte, hablarte, decirte a la cara que te amo.

Cierro mis ojos, y veo los tuyos, no pierdo la esperanza.
Abro mi corazón, y siento tus manos. Pronto te veré.

Un viento fuerte roza mi rostro con violencia,
siento otra presencia, el cielo se vuelve más azul,
me contengo unos segundos, ¡alto al tiempo!
El día se confunde con la noche, ¡eres tú!

Me olvido quien soy yo, y apenas sé quién eres.
Tan solo sé que eres mi más bello sueño.
¿Cómo te llamas?, ¿de dónde eres?
Lo siento si suena atrevido, pero te quiero.

Me dices que estoy loco, que apenas me conoces.
Lo sé, pero, ¡caray!, ¿no me has visto alguna vez?
Me contestas que jamás y que ya va a anochecer.
Es perfecto, le digo, ¿nos volveremos a ver?

¡Ni en sueños!, me dijo. Eso me dolió.
Nos fuimos. Ella sonreía mientras yo no entendía.
Me puse triste, y di un grito, de esos grandes y en silencio.
Antes de que ya no la viera, volteó.
Me dijo, es verdad, ¡eres el chico!…
No, no puede ser… ¡hey! Gracias por la flor.

TE ESTOY AMANDO

Mi corazón late hoy nuevamente por ti,
se alimenta de tu voz,
tu voz se escucha, pero yo la puedo hasta mirar;
tu alma se mira, pero ya lo puedo hasta oír,
la puedo sentir, vivo por ti y moriré en ti.
Mis lágrimas interpretan cualquier sonido del silencio,
cualquier palabra enmuda a mi boca por amor.
Estoy feliz y estoy llorando,
Estoy triste y sonrío, estoy pensando en ti.
En esta noche la distancia está en segundo plano,
y en primer plano estás tú, tu voz, tu presencia ausente
y tu ausencia presente.
Te amo y te lo digo, aun sabiendo que no me crees,
que eres lo que no sabes, que soy sin que lo sepas,
tu verdadero amor.
Qué más da si sabes que existo,
agradecería al mundo entero
si me ayudara a conocerte,
a poder verte, besarte,
ser feliz y hacerte feliz,
Amarte y que me ames.
Soy feliz...estoy llorando
sonrío entre lágrimas
...te estoy amando
.

EL POETA, EL AMOR Y EL DOLOR


Entre el delirio y el dolor
sólo hay un punto verdadero,
se dice ser el sufrimiento,
se dice ser el corazón,
pero has de saber, mundo,
que el dolor es el martirio, 
loco martirio predicho
de este poeta vagabundo,
 que en su vida ha de afirmar
en un segundo sin dudar: 

El amor era el amor.
El dolor sólo es dolor.

Se sucumban en praderas,
se derraman en los vientos,
este agita en las noches
y se van corriendo lentos.
 Más y más pide el anhelo
y se derrite, mismo hielo.
Versos unánimes y libres
renacen del poeta desgraciado;
De su vida despiadada,
su alma entera se ha llevado.

El amor era el amor.
El dolor sólo es dolor.

¿Por qué se sufre tanto?
¿se siente dulce sufrir?
¿por qué tanto desencanto?
La vida se ha hecho para vivir.
 No mira nada, pero el alma siente.
Es ajena de sus actos;
no ha hecho tratos, menos pactos,
 mas se hace a la inocente.

El dolor sólo es dolor.
El amor estaba enamorado. 
Pobre poeta, pobre amor y su dolor
De impotencia,
desnudos se han quedado.